Conocí a Joan Carles Castañé cuando entrenaba a la selección de natación que iría a las Paraolimpiadas de Grecia. Era un tipo simpático, amable, peleón, educado, obcecado con las pocas ayudas que recibían sus chicas y chicos para competir internacionalmente.... y cojo.
Hacía años que no le veía, hasta que el otro día me lo encontré en la página 37 de El País mirándome desde una foto. Seguía con la misma cara simpática y algunas canas más, pero los ojos tenían una mirada tristona y desencantada. Aunque en la foto no se notaba, supe que seguía siendo cojo porque era lo que más destacaba en el titular. Bueno, por eso y porque era la razón por la que le habían negado la custodia compartida de sus hijos.
Dicen en la demanda que”no se quiere hacer leña del árbol caído” pero que la minusvalía “aún suponiéndole simplemente un problema de movilidad que no le afecta para trabajar” sí que dificulta la tarea de cuidar a unos niños. Sí, desde luego la dificulta, pero ¿qué es una dificultad para un alguien que con sus capacidades físicas mermadas desde los 13 meses tiene en su casa seis medallas de oro de distintas paraolimpiadas?. Pues otra putada más que superar, y punto.Dicen que ni siquiera está capacitado para sostener a un niño en brazos, algo que niegan los informes médicos, los que le conocemos y los últimos años al cuidado de sus hijos. Supongo que ésta es una de esas veces en que la justicia se pone la venda en los ojos para no ver lo que hacen en su nombre.
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